lunes, 8 de octubre de 2012

Es mejor una Europa unida

En el debate internacional, se ha planteado la conveniencia de que la Unión Europea (UE) expulse a algunos de sus miembros con problemas de deuda para salvarse a sí misma. En primera instancia, la idea pareciera hacer justicia con aquellos que han llevado bien sus finanzas nacionales y un “justo” castigo para quienes se dedicaron a despilfarrar el dinero. No obstante, reducir el problema a la expulsión de algunos de sus miembros traería consigo consecuencias económicas, sociales y políticas que ninguno de sus miembros o países amigos desea. Además, limitaría el poder y potencial adquirido por la zona a través de este proyecto de unificación.


La salida de uno de sus miembros traería repercusiones directas en los mercados financieros como el incremento en la variación del precio de los bonos y acciones, la pérdida de confianza de los inversionistas y salidas masivas de capital desde Europa. Al suceder una eventual ruptura, los inversionistas sentirían inseguridad sobre las nuevas dinámicas de una economía europea que se intentaría de reinventar enfrentado barreras comerciales entre los países que se quedan y se van con una clara limitación al acceso a mercados. En el imaginario caso de la salida de España por ejemplo, la UE perdería acceso directo alrededor del 10% de los habitantes de la región con el potencial de ser la cuarta economía de la zona.

Asimismo, la expulsión de los países problemáticos implicaría el re-nacimiento de las antiguas divisas como la dracma griega o la lira italiana. Según estimados del banco de inversión japonés Nomura, Grecia e Italia llegarían a perder alrededor del 60% al 30% del valor de sus divisas; esto es como decir que necesitaríamos 250 colones para comprar lo que antes valía 100. Esto implica fuertes pérdidas económicas para la región porque los bonos de esos países se pagarían en monedas que valdrían una fracción de lo que en realidad fueron comprados. Esto dificultaría obtener capital extranjero que invierta en sus países porque ningún organismo o inversionista quiere poner sus recursos en monedas con fuertes tendencias de devaluación.

Por otra parte, la salida de estos países implicaría la revaluación del euro. Esto lastimaría particularmente al motor de la economía europea: Alemania. Las exportaciones alemanas representan alrededor de un 50% de su PIB, y encarecerlas significaría un atentado directo contra las mismas. Esto cobraría más relevancia aún si vemos que Alemania en el contexto europeo representa un 28% de su PIB. Por tanto, una potencial desaceleración de la economía alemana representa implicaciones directas negativas para el crecimiento de la economía de la región.

Por otra parte, ante la salida de países miembros, la Unión Europea disminuiría su cuota de representación en organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial. Esto deja a la Unión Europea con una capacidad reducida en la toma de decisiones sobre políticas internacionales, acceso a fondos y peor aún disminuye su poder relativo ante otras potencias como China y Estados Unidos.

El aspecto social correría riesgo también. Los países expulsados sufrirían de una alta inflación (hasta un 50% para Grecia según el banco francés BNP Paribas) y por ende lastimaría directamente el poder adquisitivo de los ciudadanos causando mucho desempleo que a su vez rebota en pobreza, crimen e insatisfacción en el sistema político. Esto da terreno fértil para que haya intentos considerables de migraciones desde los países expulsados, y la posibilidad de que extremistas políticos tomen el poder y generen inestabilidades entre las relaciones diplomáticas ya existentes.


Los europeos han reconocido que su oportunidad radica en la unión. La última acción de aprobar el nuevo fondo de salvamento por parte de los alemanes reivindica este pensamiento. Esto garantiza aplicar un eventual salvamiento a los países con mayores problemas de deuda en los próximos dos años. Los europeos han sido ejemplo en vislumbrar una integración poco antes explorada, como lo son la complementación de la integración social y política junto a la económica. El camino de la recuperación seguirá siendo lento como hasta ahora, pero de tomarse la vía alternativa de la desintegración, solo podríamos esperar que las cosas se pongan peor.

Este artículo fue escrito con la colaboración de: Fernando Cabrera, Andrea Hernández, José Paz, Jorge Ortega, Alvaro Goicoechea.
Publicado en:
http://www.elfinancierocr.com/opinion/Opinion-Fernan_Campos-Europa-miembros_0_179382101.html

lunes, 16 de julio de 2012

La sustancia de la economía de Costa Rica

El paradigma de una Costa Rica desarrollada se basa en la idea de atraer inversión extranjera, dar concesiones a la empresa privada para el desarrollo de la infraestructura pública, firmar tratados de libre comercio y educar a la población para que capitalice estas oportunidades. ¿Es un enfoque adecuado? Sí. ¿Es esto suficiente para lograr el salto a la Costa Rica desarrollada? No. La premisa que debemos sostener es que no podremos ganar la lucha contra la pobreza y alcanzar el imaginario del desarrollo costarricense si seguimos apostando por herramientas de desarrollo potencialmente volátiles. Esto porque en tanto Costa Rica no logre mantener costos competitivos y estándares de calidad y eficiencia aceptables, el costo de oportunidad de las compañías transnacionales responderá a su natural interés de buscar lugares más rentables. La orientación sugerida para diversificar el desarrollo nacional debería ser hacia fortalecer la empresa nacional. De esta forma complementaria generaríamos una fuente fresca de recursos y Costa Rica estaría menos expuesta al costo de oportunidad de las empresas extranjeras. No obstante, el país se ha enredado en sus propios mecates. Actualmente ocupamos el lugar 121 de 183 naciones como país que facilita los negocios, según el ranking de Doing Business del Banco Mundial. En comparación con las otras naciones latinoamericanas, ocupamos el bajo puesto 25 de 31. Precisamente la evaluación señala serias deficiencias en trámites para abrir un negocio, obtención de crédito y protección al inversionista. En otras palabras, el sistema costarricense no le facilita la vida a propios y extranjeros. Entonces, ¿por dónde comenzar? Primeramente se debe redefinir el marco legal para que los negocios operen. Esto es: menos trámites, digitalización de servicios, y garantías de protección al inversionista, por ejemplo. Seguidamente habrá que dotar a las empresas nacionales de buenas fuentes crediticias. Paralelamente, Costa Rica debe solidificar su enfoque en generar empresas nacionales de servicios y tecnología. Establecer este tipo de negocios es relativamente bajo, existe mano de obra con talento, y tendría el potencial del alcance internacional por la estructura existente de nuestros tratados de libre comercio. Además, en estas áreas tenemos mayor probabilidad de éxito para desarrollar nuestras ventajas competitivas como lo son la calidad y el valor agregado. Es imperativo que Costa Rica evite meterse en el juego de producir en grandes volúmenes y manufactura o producción agrícola sin valor agregado, puesto que en esto China e India son más baratos y con mayor capacidad de producción. Complementariamente, el gobierno debe proveer la infraestructura que el país urge, facilitar incentivos fiscales a las empresas nacionales nacientes y sobre todo, que detenga esa obsesión por hacer crecer el aparato estatal. De mantenerse el statu quo de la economía costarricense continuaremos siendo catalogados de una forma relativamente decente. Pero sin nuevas fuentes de riqueza, no será posible dar el salto al desarrollo. La tarea de fondo está en desarrollar y apoyar nuestra propia industria para obtener una economía más vigorosa y diversificada.

Publicado en:
http://www.larepublica.net/app/cms/www/index.php?pk_articulo=5328291
http://www.elfinancierocr.com/opinion/sustancia-economia_0_140985937.html

viernes, 16 de diciembre de 2011

Lo que no se discute en el Plan Fiscal

En las últimas semanas se ha acalorado la discusión del Plan Fiscal sobre una óptica aislada de la aplicación de impuestos y como estos pretenden sanar el déficit del gobierno. No es para menos, el país se enfrenta a un problema financiero en principio simple: Costa Rica gasta más de lo que percibe. Sin duda alguna, las finanzas públicas encontrarían un alivio temporal al aumentar la carga impositiva como este paquete tributario pretende. No obstante, la actual intención de obtener más dinero para cubrir el gasto no trata los problemas estructurales de las finanzas públicas.
¿Cual es el problema de fondo que debería atender el plan fiscal? Las finanzas nacionales encontrarán paz cuando se atiendan tres aspectos: la eficiencia del gasto público, la evasión fiscal, y la concepción del Estado como servidor del sector privado y no como un fin en si mismo.
El gobierno debe de aumentar el control de sus egresos. El gasto en burocracia aumentó un 20% durante la administración pasada. Tenemos el nivel más alto de déficit en América Latina (5.2% del PIB). La Comisión Económica para América Latina de las Naciones Unidas (CEPAL), pronostica un déficit del 5.5% del PIB para el 2012. Y en octubre pasado, según se discutió en el seno de la Asamblea Legislativa ante la aprobación del presupuesto 2012, se hallaron casos de gastos superfluos como los 100 millones más de colones presupuestados en alimento para caballos de la Fuerza Pública sin que el número de animales aumentara proporcionalmente, o los 29 mil millones de colones destinados para consultorías.
La Controlaría General de la República publicó durante noviembre pasado un comunicado que refleja la evasión fiscal (informe No. DFOE-SAF-IF-06-2011). Este documento recalca la evasión del impuesto de la renta que alcanza un 19% de recaudación de los potenciales 78 000 millones de colones que se supone deberían ingresar. Además, un 63% de aquellos que reportan, declararon un impuesto de cero colones para el periodo 2010. Otros estudios de la Contraloría señalan una evasión del 30% en el impuesto de ventas. No es de sorprender que la Contraloría manifieste a la Dirección General de Tributación que debe de mejorar la gestión de cobro y sanciones tributarias.
Complementario a lo anterior, el gobierno debe de comprender su misión como facilitador del desarrollo de su población y no como un fin en si mismo. No obstante, la práctica nacional funciona en sentido opuesto. Síntomas de eso son los casos de extensivos trámites para establecer un negocio, la carencia de políticas claras de desarrollo nacional que acompañen la empresa privada, y ahora, el hecho de pedirle más dinero a los costarricenses para financiar un gasto desmedido. El World Economic Forum, confirma el mediocre desempeño del gobierno en facilitar el desarrollo privado cuando en su reporte de competitividad para el 2011-2012, resalta que nuestro país ocupa el puesto 83 en infraestructura y el 109 en ambiente macroeconómico de una lista de 140 países. Obstaculizar el desarrollo privado es evitar que la población genere riqueza y que por ende se fortalezca la economía. También es comprometer la fuente que genera el dinero de los impuestos.
Por otra parte, la carga impositiva de Costa Rica, según Juan Carlos Hidalgo del Cato Institute, fue equivalente al 23.1% del PIB en el 2008 y del 21.7% para el 2009. En estos mismos años de recesión, los EE.UU. registraron un 26.1% y un 24%. Las proporciones se asemejan y demuestran que los costarricenses no tenemos bajos niveles de impuestos.
Esto nos debe de llevar a concluir que el gobierno de la República no tiene la autoridad moral para pedirle más tributos a los costarricenses ante tanto no demuestre un cambio de actitud en el manejo racional del dinero. De otra forma, alimenta un sistema insostenible y obstruye el desarrollo del sector privado.

Publicado en:
http://wvw.elfinancierocr.com/ef_archivo/2012/enero/15/opinion3000259.html
http://www.larepublica.net/app/cms/www/index.php?pk_articulo=5322493

martes, 30 de noviembre de 2010

La recuperación económica de EE.UU. es sostenible


El mundo financiero permanece lleno de expectativas o incertidumbres según quiera usted definirlo. Una nueva expectativa (¿o incertidumbre?) gira en torno a la sostenibilidad de la recuperación económica de los Estados Unidos. ¿Qué tan certero es que Estados Unidos pueda recuperarse sostenidamente? A continuación evaluaremos algunos puntos que presumen la sostenibilidad de la recuperación económica de Estados Unidos.
Técnicamente ya estamos fuera de la recesión, el National Bureau of Economic Research ha decretado oficialmente la finalización de la recesión en junio de 2009. También, la economía norteamericana vuelve a retomar crecimiento con un incremento positivo en su producto interno bruto real por 5 trimestres consecutivos.
Asimismo Estados Unidos debe ser visto en contexto y esto quiere decir mirar el flujo comercial con sus principales socios. En este caso, en una evaluación de Octubre 2009 a Octubre 2010 y según datos de la US Trade Comission, EE.UU. tiene un incremento del 25.4% en importaciones y un 22.5% en exportaciones. Esto nos dice que Estados Unidos experimenta una fuerza pujante de comercio y que a la vez encuentra contrapartes apropiadas con quien comerciar para continuar la reactivación económica.
Adicionalmente, el gobierno y la Reserva Federal (FED) mantienen paquetes de estímulos fiscales y monetarios que no es de esperarse se retiren hasta tanto se alcance estabilidad completa. En la página web www.recovery.gov se detalla como a setiembre de 2010, el gobierno norteamericano ha vertido en la economía unos USD 251 500 millones generando alrededor de 670 000 nuevos empleos, especialmente en educación, salud, transporte y energía. Adicionalmente, la FED además de mantener la tasa de interés entre un 0% a un 0.25%, ha vertido a la fecha USD1.7 millones de millones en compra de bonos del tesoro y se espera que para junio de 2011 vierta otros USD 600 mil millones más. Esto forma parte de su política conocida como Quantitative Easing que busca verter liquidez en la economía para reactivar el consumo, inversión y empleo. A Octubre pasado, esta medida logra aportar 151 mil nuevos empleos en EE.UU. Claramente, la FED y el gobierno se mantienen atentos a alentar la reactivación económica de manera activa.
Es importante recalcar que además de los esfuerzos realizados, se han hecho avances importantes en establecer regulaciones que acompañe el crecimiento económico de forma que no volvamos a caer en los errores que nos llevaron a la crisis. La aprobación reciente de la ley Dodd-Frank establece restricciones sobre apalancamientos y toma de riesgo excesivos. Básicamente la regulación plantea mecanismos de monitoreo de actividad financiera en la que se le aplicarían regulaciones más severas a aquellas instituciones que asuman más riesgo en sus operaciones.
La recuperación económica puede ser entendida como un vector. La magnitud está dada por la experimentación de la recuperación económica, y el acompañamiento de la FED y el gobierno en el proceso que lleva a los inversionistas a buscar las bolsas accionarias nuevamente. La dirección está dada por las nuevas regulaciones que hacen menos propenso repetir una crisis financiera como la ya experimentada. El vector esta adecuadamente compuesto: ciertamente el Tío Sam camina de nuevo.

Agradecimiento especial a Pablo Campos, Mario Torres, Carolina Fernandez y Carolina Martinez en el proceso de investigación.
Publicado en:
http://www.nacion.com/2010-12-08/Opinion/Foro/Opinion2615275.aspx

martes, 28 de septiembre de 2010

¿Es China sostenible?


La República Popular de China experimenta un crecimiento anual alrededor de un 10% en su economía. Tiene una población de 1.3 billones de habitantes. Se ha convertido en la planta de producción del mundo, desde baratijas hasta alta tecnología. Y según estudios del Deutsche Bank, se espera que a principios de la década del 2020, este país de dominio político comunista, pero de práctica económica occidental, se convierta en la primera potencia económica del mundo.

China sobrepaso durante los últimos meses a Japón como la segunda economía del mundo. Quien es el mayor acreedor de deuda de los Estados Unidos, es serio en sus intenciones de fortalecer su brazo económico.

Ante este escenario hay que plantearse la pregunta: ¿será posible la consolidación económica de China?

Tratemos en primera instancia la distribución de la riqueza. Según el Fondo Monetario Internacional, su PIB per cápita de US$4000 ocupa el puesto 97 del mundo. Muy lejos del monto que ostentan los norteamericanos con US$48000. Un país de contrastes, en que mientras se abren tiendas Cartier y se venden Ferraris en la costa, en las zonas más profundas de China, la pobreza es extrema. China crece con focos desbalanceados de concentración de riqueza. Un ingrediente algo picante para la generación de levantamientos sociales.

Por otra parte, la mano de obra china está experimentando un aumento en el costo, según reportes de Reuters. El Banco Popular de China, recomendó fortalecer el mercado de consumo interno para garantizar la extensión y consolidación de su crecimiento a través del aumento de la capacidad adquisitiva de sus ciudadanos. Su mano de obra barata, uno de los factores de competitividad más claves para atraer inversión extranjera, se vería comprometida.

Además del problema del aumento del costo de mano de obra, el respetado economista chino Fan Gang, reconoció recientemente que China necesita 150 millones de empleos anuales para mantener un crecimiento anual de un 8%. Eso equivale a generar 375 empresas al año del tamaño de empleados que IBM actualmente posee. Costo y volumen parecieran confabularse conjuntamente.

Las exportaciones, otro de los pilares de crecimiento para China, pueden perder su atractivo ante la revaluación del yuan por las presiones internacionales de continuar la tendencia.

Paradójicamente, el sistema comunista chino no parece ser obstrucción. Este régimen comunista se ha preocupado por garantizar una dinámica económica occidentalizada. Su “socialismo de mercado” funciona como controlador de poder y facilitador de una estructura económica capitalista.

China se ha convertido en un gigante insaciable de crecimiento. Un crecimiento desproporcionado, que ilusiona. Un crecimiento que también, tarde o temprano, le costara cuestionamientos serios sobre derechos humanos y regulaciones laborales. Ciertamente, el fenómeno de China podría terminar en ser la historia de en un gigante con pies de barro.

Publicado en:
http://www.nacion.com/2010-10-07/Opinion/Foro/Opinion2547171.aspx
http://www.prensalibre.cr/pl/comentarios/33945-ies-china-sostenible.html

martes, 27 de julio de 2010

El complemento del libre acceso a los mercados


En noviembre de 2001, el Fondo Monetario Internacional (FMI) emitió una publicación que establece el libre acceso a mercados como base del crecimiento económico y contribuyente clave en la disminución de la pobreza. Resulta tan enfático, que afirma que ningún país es capaz de desarrollarse plenamente si mantiene un sistema económico proteccionista y aislado.

Sin embargo, ¿garantiza el libre acceso a mercados el paraíso del desarrollo económico por sí mismo? Para responder esta pregunta hay que entender quienes han utilizado el libre acceso a los mercados, como lo han utilizado y lo más importante: que resultados han obtenido.

Los Ingresos por Inversión Extranjera Directa (IIED), entre otras variables, evidencia el nivel de apertura de una economía. Desde 1980 y hasta el 2008, el banco de estadísticas del FMI destaca que los países desarrollados han tenido un flujo anual promedio de US$393 billones en IIED. No obstante, el resto del mundo reporta un promedio anual de menos de la mitad del valor alcanzado por la contraparte desarrollada (43%). Resulta claro quién capta más ingresos.

Las naciones desarrolladas claramente se enfocan en mantener una inflación controlada, altos niveles de salud, seguridad, educación e infraestructura además de incentivar las empresas locales. Esta combinación de factores los lleva a tener un sistema productivo nacional robusto que es capaz extenderse más allá de sus fronteras y por ende, tomar ventaja del libre acceso a los mercados.

El aplicar una política de libre acceso de mercados a un país en vías de desarrollo sin acompañarla de una política de desarrollo pertinente podría llegar a ser perjudicial. Internamente y bajo el escenario de contar con una balanza comercial negativa e inversión extrajera que compita en condiciones desiguales con las empresas nacionales, podría provocar el desplazamiento de la estructura productiva nacional por grandes conglomerados empresariales. Hacia afuera, una nación sin un sistema productivo basado en empresas consolidadas eficientes, no podrá tomar ventaja de los beneficios de aventurarse en nuevos mercados para aumentar su volumen de ingresos.

Por otra parte, ante la llegada de la inversión extranjera sin una política de desarrollo que acompañe, existiría una pérdida de oportunidad de vincular los procesos productivos con la inversión entrante. Así se garantizaría la transferencia de conocimientos que potenciaría la estructura productiva local. En esta línea, Corea del Sur ha sido exitosa al aplicar desde la década de los 60 la estrategia nacional conocida como la Economía basada en el conocimiento.

Un estudio econométrico hecho por especialistas de Georgia State University y el Central University of Finance and Economics de China, logró identificar que los IIED en los países desarrollados son sensibles a las carga de impuestos, mientras que en los países en vías de desarrollo los IIED resulta sensibles a las políticas gubernamentales y la corrupción. Señala además la IIED es sensible al nivel de infraestructura en ambas categorías de países.

Por tanto, el gobierno debe dar la misma prioridad al libre acceso a mercados en conjunto con una política de desarrollo enfocada a potenciar el perfil competitivo del país. Han entonces de ser vistas como complementos. De todas formas, pelear la batalla del libre acceso a mercados sin armas propias resulta poco conveniente y desventajoso.

Publicado en:
http://wvw.elfinancierocr.com/ef_archivo/2010/septiembre/05/opinion2454603.html

jueves, 20 de mayo de 2010

¿Volar alto?


Evidentemente el transporte aéreo hizo que el mundo cambiara la medición de las largas distancias en términos de tiempo y no de longitud. Nadie discute sobre la necesidad de garantizar flujos eficientes de pasajeros y carga a través de este medio. Lo que se pone en cuestión en el transporte aéreo, y particularmente en las aerolíneas, es la viabilidad financiera del negocio.

Según reportes del Daily Financial, la industria de las aerolíneas registró pérdidas por USD 9.4 billones en el 2009 y se espera que durante el 2010 alcancen pérdidas por USD 2.8 billones.

Este negocio asimismo tiene una paradoja algo difícil de resolver. Cuando la economía esta boyante los precios del petróleo se elevan provocando una alza en los costos operacionales. Por otra parte cuando la economía anda mal, muchos potenciales pasajeros no cuentan con el dinero suficiente para pagar el tiquete. Ambos casos afectan sensiblemente las utilidades.

Resulta entonces natural que en esta industria haya una tendencia de fusiones y adquisiciones con fin de lograr economías de escala y consolidar la participación de los actores en el mercado. Solo en lo que llevamos de este año, en Europa hemos presenciado el caso particular de Iberia y British Airways, a nivel regional la reciente unión entre Avianca y Taca y se desarrolla la consolidación de lo que sería el conglomerado más grande del mundo entre United Airlines y Continental en los Estados Unidos.

Sin embargo, algunos especialistas señalan que en el largo plazo estas fusiones entre los grandes actores del mercado propiciaran prácticas monopólicas que traería consigo la terminación de compañías más pequeñas. Como evidencia reciente de este fenómeno la Air Transportation Association en Estados Unidos ha registrado desde el 2000, un total de 37 aerolíneas que se han declarado en bancarrota y otras 9 que han sido liquidadas. La carencia de competidores propiciaría entonces a un aumento de mala calidad en los servicios y en las tarifas aéreas en caso que un regulador no exista.

A pesar del lúgubre panorama que enfrenta este negocio, la necesidad obligada de las aerolíneas ante la ausencia de alternativas eficientes de transporte en gran escala pareciera ser una de la razones del porque este negocio sigue existiendo. Hasta tanto la tecnología no desarrolle nuevos medios (como trenes super-eficientes), el transporte aéreo no estará seriamente amenazado.

Podría ser que esta industria retome un aire de la mano de aviones de última generación que tengan un consumo eficiente de combustible, como el caso del Boeing 787. Sin embargo, eso no desvincula el problema de la alta dependencia del petróleo. Una mano amiga de parte del gobierno que regule tarifas podría ser también de gran ayuda para mantener pequeñas aerolíneas operando. ¿Que traerá entonces la historia del negocio que inició por nuestra fascinación de imitar el vuelo de las aves? Incierto no lo es por el momento, pero costoso y problemático sin lugar a dudas.

Publicado en:
http://www.nacion.com/2010-05-26/Opinion/Foro/Opinion2384743.aspx
http://www.prensalibre.cr/pl/comentarios/25685-ivolar-alto.html
http://wvw.elfinancierocr.com/ef_archivo/2010/julio/11/opinion2374722.html