martes, 27 de julio de 2010

El complemento del libre acceso a los mercados


En noviembre de 2001, el Fondo Monetario Internacional (FMI) emitió una publicación que establece el libre acceso a mercados como base del crecimiento económico y contribuyente clave en la disminución de la pobreza. Resulta tan enfático, que afirma que ningún país es capaz de desarrollarse plenamente si mantiene un sistema económico proteccionista y aislado.

Sin embargo, ¿garantiza el libre acceso a mercados el paraíso del desarrollo económico por sí mismo? Para responder esta pregunta hay que entender quienes han utilizado el libre acceso a los mercados, como lo han utilizado y lo más importante: que resultados han obtenido.

Los Ingresos por Inversión Extranjera Directa (IIED), entre otras variables, evidencia el nivel de apertura de una economía. Desde 1980 y hasta el 2008, el banco de estadísticas del FMI destaca que los países desarrollados han tenido un flujo anual promedio de US$393 billones en IIED. No obstante, el resto del mundo reporta un promedio anual de menos de la mitad del valor alcanzado por la contraparte desarrollada (43%). Resulta claro quién capta más ingresos.

Las naciones desarrolladas claramente se enfocan en mantener una inflación controlada, altos niveles de salud, seguridad, educación e infraestructura además de incentivar las empresas locales. Esta combinación de factores los lleva a tener un sistema productivo nacional robusto que es capaz extenderse más allá de sus fronteras y por ende, tomar ventaja del libre acceso a los mercados.

El aplicar una política de libre acceso de mercados a un país en vías de desarrollo sin acompañarla de una política de desarrollo pertinente podría llegar a ser perjudicial. Internamente y bajo el escenario de contar con una balanza comercial negativa e inversión extrajera que compita en condiciones desiguales con las empresas nacionales, podría provocar el desplazamiento de la estructura productiva nacional por grandes conglomerados empresariales. Hacia afuera, una nación sin un sistema productivo basado en empresas consolidadas eficientes, no podrá tomar ventaja de los beneficios de aventurarse en nuevos mercados para aumentar su volumen de ingresos.

Por otra parte, ante la llegada de la inversión extranjera sin una política de desarrollo que acompañe, existiría una pérdida de oportunidad de vincular los procesos productivos con la inversión entrante. Así se garantizaría la transferencia de conocimientos que potenciaría la estructura productiva local. En esta línea, Corea del Sur ha sido exitosa al aplicar desde la década de los 60 la estrategia nacional conocida como la Economía basada en el conocimiento.

Un estudio econométrico hecho por especialistas de Georgia State University y el Central University of Finance and Economics de China, logró identificar que los IIED en los países desarrollados son sensibles a las carga de impuestos, mientras que en los países en vías de desarrollo los IIED resulta sensibles a las políticas gubernamentales y la corrupción. Señala además la IIED es sensible al nivel de infraestructura en ambas categorías de países.

Por tanto, el gobierno debe dar la misma prioridad al libre acceso a mercados en conjunto con una política de desarrollo enfocada a potenciar el perfil competitivo del país. Han entonces de ser vistas como complementos. De todas formas, pelear la batalla del libre acceso a mercados sin armas propias resulta poco conveniente y desventajoso.

Publicado en:
http://wvw.elfinancierocr.com/ef_archivo/2010/septiembre/05/opinion2454603.html