miércoles, 25 de julio de 2007

Entre los jovenes el TLC.

La marcha del 26 de febrero en contra del TLC ha dejado claro el derecho que tienen los costarricenses de manifestarse y opinar libremente, propio de un régimen democrático maduro. Tal como se mostró en la manifestación, actitudes de respeto y tolerancia, a pesar de las discrepancias por un tema puntual como el TLC, deben ser elevadas en las mismas esferas que el desarrollo nacional necesita con urgencia y amerita.
El desarrollo nacional, que tanto promotores como opositores del TLC anhelan, indudablemente debe estar amparado en dos aspectos: la consideración del desarrollo integral sostenible y una visión de futuro. Esto, en un contexto de aprovechar las oportunidades y saber involucrarnos en el mundo.
Valor agregado. Entre las oportunidades que tenemos, Costa Rica cuenta con una generación de jóvenes amplia y preparada para asumir las riendas del país (43% de la población es joven). El ímpetu del joven da valor agregado de fuerza y creatividad. Cuando estas características son aprovechadas en un esfuerzo nacional conjunto de desarrollo, se dinamizan e innovan los sectores, ayudando a ser más competitivas las industrias e instituciones.
Ante esta realidad, la juventud se debe aprovechar en un esfuerzo directo y tangible para desarrollar el país. Un desarrollo que debe estar basado en la educación, los valores, el emprender y con una visión de futuro con sentido social.
Es ahí donde oportunidades como el TLC afirman su importancia. El TLC ayuda a asegurar las relaciones comerciales con nuestro principal socio comercial, y abre la puerta a la consolidación de la inversión extranjera y de emprender. Costa Rica no es autosuficiente y necesitamos enlazarnos al mundo para crecer.
Una herramienta. Los jóvenes estamos preparándonos y empezando a asumir nuestro papel. Necesitamos también que el entorno se facilite. El TLC, como herramienta de desarrollo, es ideal para generar el panorama que la juventud requiere. Entendido como eso, una herramienta y no un intento imperialista empobrecedor de la clase obrera, como algunos opositores subversivos la tergiversan. Además, el esfuerzo nacional por lograr eficiencia estatal y generar un ambiente que propicie un desarrollo progresista integral debe ser obligatorio en este intento de consolidar al país. Desvinculados, esos aspectos no traerán la bonanza que deseamos.
Los jóvenes hoy somos los abanderados que contribuiremos a potenciar o mermar los primeros impactos del TLC, no el TLC por sí. Por eso, debemos invertir en sociedad, en juventud, y eso es salud, educación, vivienda, créditos y empleo. Los réditos de este impulso harán amanecer una sociedad con más oportunidades, más sana, próspera y solidaria para todos.


Publicado en:
http://wvw.nacion.com/ln_ee/2007/marzo/07/opinion1020319.html

El TLC en México. Notas para Costa Rica

Diversos detractores del CAFTA han tratado de hacer una analogía sobre la situación de México luego de aprobar el NAFTA. Esto con un énfasis sobre las respectivas consecuencias negativas que México obtuvo, como presagio de lo que se vendrá para Costa Rica si igualmente lo aprueba.

Emitir un criterio de esta índole no puede ser bajo una evaluación aislada de un indicador específico. Este ha sido el caso del porcentaje de la pobreza, a quien según los del “No”, ha aumentado directamente por un comercio salvaje con EE.UU. No obstante, el índice de pobreza no esta relacionado con el libre comercio per se; sino por la manera en que a lo interno del país se distribuye la riqueza como parte esencial de una concatenación de factores a considerar. Una conclusión de ese tipo no se puede disminuir a un razonamiento tan simplista de relación causa-efecto en un análisis que demanda una perspectiva integral.

Los TLC, como herramienta de desarrollo, facilita el comercio entre las partes proveyendo un marco para facilitar transacciones y además brindar seguridad jurídica. Será necesario revisar las consecuencias de abrir fronteras para facilitar el comercio en los aspectos que lo vinculan directamente, a fin de concluir apropiadamente y lejos de cualquier falacia lógica.

Por tanto, bajo esta definición evaluemos algunos datos macroeconómicos de México luego de 1994, año de aprobación del NAFTA. Según datos de US International Trade Comission (http://dataweb.usitc.gov/), México mostró un 12.7% de aumento anual promedio desde 1994 en la exportaciones desde ese país hacia Estados Unidos. Para reflejar el impacto cuantitativo, solamente en el 2006 México obtuvo una balanza comercial favorable de aproximadamente 63 000 millones de dólares para el periodo. Colocándose como el tercer socio comercial de Estados Unidos en el mundo, por encima de países como Japón, Alemania y el Reino Unido.

Asimismo, el PIB mexicano ha sido positivo, incluyendo el PIB del sector agropecuario. Desde 1994 el PIB ha tenido un crecimiento promedio anual de un 3% mientras que el sector agropecuario de México su promedio ha sido de un 1.8%. Ambos datos positivos y con tendencia creciente. Esto según fuente del Centro de Estudio de Finanzas Públicas del gobierno mexicano (
http://www.cefp.gob.mx/intr/e-stadisticas/copianewe_stadisticas.html).

A sabiendas de estos datos, entre varios, es evidente como México muestra un crecimiento en su relación comercial con la potencia norteamericana. La conclusión de esta situación debe limitarse a evaluar como los mexicanos han sabido aprovechar las oportunidades comerciales que este le ha abierto. Análisis como pobreza o desempleo, deberán ser tratados en contexto integral que necesariamente evalúe la función del Estado en la atención de estos problemas.

No se puede mexicanizar Costa Rica ni viceversa para augurar el futuro del país en un marco de TLC. Son dos realidades distintas, dos historias distintas. Como tales se podrá como máxima el tener referencias para aprender de experiencias ajenas pero nunca para inferir que porque le pasa al vecino, mecánicamente me pasa a mí. Es claro, el comercio mexicano crece porque aseguró el marco de sus relaciones comerciales.

La manera en como un país transforma sus ganancias en riqueza, no es tema de ningún TLC, es tarea del Estado. De allí, la necesidad de prepararse, modernizarse y decirle sí al progreso, sí al desarrollo.


Publicado en:
http://www.diarioextra.com/2007/setiembre/13/opinion05.php