domingo, 5 de julio de 2009

La conveniencia de la regionalización


¿Qué tan atractivo le es el concepto de Centroamérica como región? ¿Cómo uniría una región con una población de 38 millones de personas con una reciente historia marcada por graves heridas de la guerra, corrupción y desastres naturales?
Centroamérica por demás es una zona desigual. Según datos estadísticos de SIECA (2009), la diferencia del PIB per cápita entre Costa Rica y el promedio de la región es de dos a uno; sin mencionar que la diferencia más extrema es de cinco a uno con nuestra vecina Nicaragua. He aquí un reto en el cual una relativa cercanía y una lengua común parecen ser de poca ayuda.
Consolidar a Centroamérica como región va más allá de una armonía institucional-política como pretenden algunos. Es una lamentable visión simplista que obvia los problemas de fondo como la pobreza, narcotráfico y el crimen. Unir a Centroamérica bajo esta pretensión resultaría una perdida valiosa de esfuerzos. No tiene sentido constituir una diplomacia sin vinculación efectiva. Su alcance no irá más allá que seguir sentados en la silla de la pobreza y la desigualdad.
¿Dónde está la ventaja de unirse entonces? La ventaja aún no existe, habrá que construirla. El reto está en consolidar un potencial mercado de 38 millones de personas en un área del tamaño de Suecia. Comerciar con relativa cercanía entre economías similares ha sido uno de los motivos de éxito en Europa. No obstante, esta construcción deberá de darse sobre dos pilares en particular: integración económica e integración cultural. La integración económica no se debe limitar a una armonización aduanera, debe ser visionaria y promover proyectos regionales de infraestructura, comunicación y transporte Nuestras mercancías y negocios deben ser más rápidos y eficientes. Paralelamente, un Estado responsable deberá de invertir en educación, salud y seguridad para garantizarle a la población el acceso a las oportunidades.
Por otra parte las malas percepciones entre naciones podrían privar intentos futuros de asociación. La integración cultural jugará entonces un papel decisivo. La diversidad cultural debe ser un punto de encuentro para generar empatía y buena voluntad hacia con quien vemos una oportunidad de regionalizarnos. Poco haríamos en tratar de construir una región si existen recelos marcados y falta respaldo popular para la integración
Una vez que alcancemos la consolidación en nuestro desarrollo económico podremos actuar más efectivamente como región en temas políticos. Para entonces será tiempo de hablar de políticas sociales regionales, no antes. Como centroamericanos no debemos dejarnos llevar por espejismos diplomáticos de poca relevancia. Priorizar nuestro bienestar económico debe de ser el sentido común. Para entonces, la ventaja de institucionalizarse políticamente como región vendrá una vez que alcancemos el desarrollo económico sostenible conjunto.